La canción de la abejita

A veces parece que quedamos soslayados detrás de tantos formalismos: sociales, laborales, ideológicos, estéticos, religiosos, psicológicos, políticos; detrás de toda la gama de convencionalismos con los cuales se organiza la vida común y corriente, la que nos toca.
No es que despotriquemos contra las formas establecidas, pero nada nos quita la libertad de ensayar nuevos temas, imaginar nuevos papeles para nuestras vidas, cualquier cosa que nos acerque más a nosotros mismos; mejor dicho: que nos acerque más-entre-nosotros.

Se ha estudiado que el movimiento de las abejas, en apariencia caprichoso, progresa según un código estrictamente definido mediante el cual ellas se comunican e intercambian mensajes para saber cómo y cuando polenizar las flores, fabricar sus mieles, reproducirse.
Lo que todavía no se ha podido explicar exitosamente es, por ejemplo, el vínculo que existe entre las danza de las abejas , estos mensajes propagados por internet y su recepción en todos los que leen.
Nosotros estamos seguros de que tal vínculo existe. No nos preocupa tanto descifrarlo. Sabemos que cada mensaje se alimenta de una fuente incierta y se difunde hacia cualquier parte, produciendo por eso una diferencia incalculable. Así que buscamos simplemente, mantener la conexión. Como dicen por ahí: ¡Que no se corte!