Pensamientos atrevidos
Tal vez haya llegado la hora de invertir la manera tradicional de proceder si me atrevo a hacer lo que, a mi juicio, sola a medias es una broma. Quizá en lugar de intentar ver en qué medida podemos explicar lo que ocurre con el hombre por medio de la física y de la biología y, por ejemplo, en lugar de continuar suponiendo que una idea, un mito, un sueño, son sólo los resultados epifenoménicos de cierto estado del sistema nervioso que, a su vez podría reducirse a, digamos, una determinada diposición de electrones, podríamos tratar, con fines heurísticos, de invertir el procedimiento. Como se recordara, casi siempre los filósofos comienzan diciendo: "Quiero ver lo que es el ser, la realidad. Ahora tengo aquí una mesa; ¿Qué me muestra esta mesa con rasgos característicos de un ser real?" Pero ningún filósofo comienza diciendo: "Sea el Requiem de Mozart como paradigma del ser: comenzemos por esto". ¿Por qué no podríamos nosotros comenzar postulando un sueño, un poema, una sinfonía como instancias paradigmáticas de la plenitud del ser y considerar el mundo físico como un modo deficiente del ser en lugar de ver las cosas de la manera inversa, en lugar de ver en el modo de existencia imaginario, es decir humano, un modo de ser deficiente o secundario?
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