viernes, julio 17, 2009

La salud también se contagia



¿Vieron que loco esto de la gripe A? Hace unas semanas que ando con ganas de escribir del tema. Y mejor me decido porque ya pronto va a ser “historia” y la noticia serán los mosquitos o quien sabe qué.

Pero todo el mundo anda con un cagazo bárbaro; bueh, tal vez exagero. Mucha gente anda de lo más preocupada; en mi casa les agarró por bañar todo con alcohol y lavandina. Aprovecho hoy que estoy tan comunicativo a mandar un saludo a los hermanos/as méxicanas que cada tanto entran a este blog. A ellos también les picó el asunto este de los chanchos y de verdad tomaron el toro por las astas. (en fin… no sé, hicieron algo).

Don Julio (Cortazar) anunciaba en un cuento, que las hormigas se comerían a Roma. Extraño vaticinio, no los bárbaros, no los brujos, no el calor o el aburrimiento: las hormigas. Qué pasó con Roma no me acuerdo, pero hoy por hoy los aldeanos globales estamos mucho mas preparados: si aparecen las hormigas, nos venden hortal, si aparecen los yuyos en el campo nos venden Monsanto, si aparece la influenza, nos venden el Timaflú.

No hay mal que por bien no venga, por suerte: Rédito le llaman. Hace girar la rueda del mundo, y convierte las desgracias de unos en la fortunas de otros.
Por ejemplo, una respestuosa multinacional como Monsanto usa todos los avances de la ingeniería biogenética para mejorar la productividad del campo, eso sí: antes de poner sus productos a punto, hace discretos ensayos en el sur del África para minimizar los riesgos ecológicos. A algunos afortunados les toca el bien, a otros lamentablemente les ocurren las catástrofes.

Ya olvidé la cuestión: gripe A. A pesar del timaflú, el miedo se contagió tanto como la enfermedad. Miren sino a los amigos de Porky… Y es una lástima, porque nadie se pregunta qué es la salud, porque todos salen corriendo a comprar medicamentos: el estado, los buenos ciudadanos, toditos, todos.

No soy sanitarista, peeeero supongo que la salud tanto como la enfermedad se va contagiando. Supongo que la risa, el humor, la solidaridad, la inteligencia constructiva, son buenos agentes para contagiar la salud. ¿No?

Me parece que no hay que copiar lo que nos dicen los medios, me parece que no nos informan muy bien sobre cómo alegrarnos, sobre cómo crear defensas positivas. Así que busquemos un poco el arte de vivir, que nunca se trata de copiar cosas, ni de comprarlas, sino más bien (¡little secret, attentis!) de trastocar cosas, de darlas vuelta. Darlas vuelta de la manera más sencilla posible: los niños son maestros en esto.

Así tal vez, al lado de la gran rueda que todo lo mastica, podríamos construir muchísimos artefactos para hacer girar las cosas (en otras tantas direcciones): así podríamos, tal vez, ¡propagar una epidemia de alegría! ¿No?
Y tal vez a Roma se la devore la alegría, who knows.

E –e- e- eso es todo, amigos.

1 comentario:

Jess Aguirre dijo...

Creo que tienes toda la razón!!