Mi vieja camisa blanca
Tengo una camisa Pierre Cardin que me acompaña hace ya unos doce años, por lo menos. Ni siquiera es mia. Ya estaba en casa cuando la empezé a usar. Es una camisa blanca, con rayitas blancas también. La pobre no quiere más. Aún con el cuello raído y la tela gastada, de tanto en tanto la sigo usando. Es que nada me sienta mejor que mi vieja camisa blanca.
¿Por qué la quiero? Es difícil. No por el nombre. Lo mismo podría llamarse "Pirulo" que la seguiría usando. Ni siquiera por ser una camisa blanca, que por regla general me gustan. No. Definitivamente son las rayitas, que le dan un toque especial.
En estos días de furor fashion, de marcas y de precios exorbitantes, es bueno recordar que la ropa de uno, va tomando con el tiempo la medida de cada cual. Ururush recordará al respecto alguna lectura de Henry Thoreau. Alguna ropa, como los vinos, con cada año sientan mejor.
Las zapatillas... ¡Quien conoce la dicha de usar y usar unas zapatillas hasta que no quieren más, ni dos metros más! Uno las ve en un rincón del cuarto y pareciera que llevan consigo todos los pasos andados.
Amigos: La ropa que ustedes usan, dice de ustedes lo mismo que una cicatriz en la cara o el color de sus ojos. Encuentren lo que mejor les siente, y llévenlo puesto por un buen tiempo, hasta que sea el momento de cambiar.
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