jueves, mayo 31, 2007

Ideas

Pensar es algo que inevitablemente nos pasa a todos. A algunos más a algunos menos, pero tarde o temprano damos con alguna idea. Hasta los hombres de acción tipo rambo son bien pensantes (o mal pensantes).

¿Alguna vez se te ocurrió preguntarte cómo será esa máquina del pensamiento? Agarrándolo por el lado biológico tenemos que aceptar que hay una materia gris pensante. Parece ser que el pensamiento necesita de combustible: oxígeno y sangre en principio. Primer escollo para los amantes de las "ideas puras": toda idea necesita al menos de un mínimo compromiso de nervios y de sangre.

Para dar con el tono moralizante y aleccionador que conviene a estos escritos me pregunto: ¿cómo cabalgan nuestras ideas de todos los días? ¿son salvajes? , ¿son alocadas? ¿son sencillas y cortas como el paso del burrito? ¿o van al ritmo bobo de un caballo alquilado?; ... y ¿quien las conduce?: ¿el zorro? ¿el llanero solitario? ¿pocahontas? ¿o el gran hermano?

A veces hay ideas que despiertan y se agitan. Hay ideas que se duermen y se olvidan. Hay ideas divertidas, ocurrentes. Hay ideas aburridas, recurrentes. Las ideas nos inquietan, nos inquieren, nos movilizan.


Hace poco leí que una idea que no encuentra palabras no es una buena idea, y las palabras que no encuentran su acción son malas palabras. Decir muy fuerte "Yo pienso", "Yo digo", "Yo creo", siempre me pareció una exageración. Como si las palabras necesitasen de este empuje extra de yo-yo. No, las buenas ideas prospéran por sí mismas. Al hacedor se lo conoce por sus frutos, y lo que tiene que ser, será. Se lo digo yo.

Una idea va viajando. Tal vez sea una gota y llegue al mar. Tal vez sea un eco y se convierta en silencio. Tal vez una rueda, una flecha, un gesto, una espera, un suceso. Tal vez otro la comparte, tal vez otro las transforma, en otra idea, en otra cosa.

No hay comentarios.: