martes, febrero 27, 2007

Love in peace



Me encantan esas historias de viejitos que se quieren tanto que cuando muere uno, al rato nomás lo sigue el otro. Ellos llevan abrazados cuatromil años. Que se diga! A algunos el "hasta que la muerte los separe" les queda corto. Yo quiero merecer como ellos un abrazo eterno.

Ojalá que a ningún idiota se le ocurra incluirlos en el Guinness, "El abrazo más largo".

Adios

2 comentarios:

Danhy dijo...

Tan conmovedor como ideal, no? Ese abrazo eterno tiene algo de regreso al útero: ser parte de otro e indiviso al mismo tiempo, protegido del afuera, ser sólo soñado...de alguna manera es como volver a empezar. Vaya uno a saber que puede nacer de esa unión!

Ztachusma dijo...

Soy un evadido
luego que nací
en Mi me encerraron
pero Yo me fui.