Canción del viernes
Esta es la canción que escuchamos en el trabajo cuando es viernes, estamos algo aburridos, y queremos darle la bienvenida al fin de semana.
Se aconseja: Acompañar cada "Ououou" con toda el alma.
Adios
Esta es la canción que escuchamos en el trabajo cuando es viernes, estamos algo aburridos, y queremos darle la bienvenida al fin de semana.
Se aconseja: Acompañar cada "Ououou" con toda el alma.
Adios
 
1 comentario:
Una invitación a Confites ha sido postergarda en mi casilla de correo por mucho tiempo,,demasiado creo. Hasta esta mañana aun lluviosa que me encuentra en un locutorio de San Martin esperando una orquesta que empieza una hora mas tarde de lo que yo creìa (lindo hacer tiempo a las 8 un feriado no?) Pero descubrir por fìn confites le dió un sentido a mi estupidez. El tiempo... que cosa. Gracias por dignificar el mìo. En señal de gratitud, comparto lo ultimo que me hizo delirar en estos dìas:
EL AMENAZADO.
Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de la cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de la letras, la
vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero
norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad,
las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el
joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la
noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a
la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las
ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y
la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto).
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
Jorge Luis Borges.
"El oro de los tigres", pag. 39, Ed. EMECÉ
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