Indios, porteños y dioses
Conviene revisar un poco esta realidad un poco fotográfica e inteligible en que nos vemos, en la cual todo se halla inteligentemente clasificado y donde los bárbaros son bárbaros, los civilizados son civilizados, y donde Dios ocupa su trono y el diablo su infierno. Es probable que Cristo y el Diablo sean dos hermanos gemelos como piensan los indios, y también lo es que bárbaros y civilizados sean la misma cosa. Hacer esto es difícil. Pero de ahí la tesis de una búsqueda de los dioses. Un dios, cualquiera que sea, siempre concilia opuestos, porque implica una apelación a la vida y brinda la posibilidad de volver a crear un nuevo sentido para este nuestro mundo ingenuamente repartido entre lo blanco y lo negro. Necesitamos renovar el sentido de nuestra realidad, y nada mejor que apelar entonces a una pura vida poblada por dioses. Ellos siempre están ansiosos de que se les devuelva el papel de creadores en nuestro quehacer ciudadano, y a nosotros siempre nos falta tiempo para contemplar esa posibilidad.
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