miércoles, julio 18, 2007

Lejos del mundanal ruido



Estoy viviendo en la Capital Federal, a cuyo nombre le falta bastante poesía. Ahora creo que se llama C.A.B.A., que no mejora mucho la cosa. A pesar de los nombres es una ciudad fantástica.

Toda la semana voy rebotando de un molino a otro, sin parar. Cuando llega el viernes prometo quedarme aquí el fin de semana. Cada viernes proclamo mi promesa enunciando mayores motivos; conocer tal barrio, caminar tal calle, comer en aquella fondita simpática...
No hay caso. El sábado, ni bien me levanto, me dirijo hacia el patiecito y giro la manivela abriendo el techo por donde se filtra la luz, apenas unos pedazos cortados de cielo. A la hora estoy dentro de algún tren, con mis infatigables compañeras.

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